jueves, 31 de marzo de 2016

Locuciones y profecías

Quizás algunos habrán notado que hay muchas personas en esta última década que dicen tener "locuciones" de la Virgen María y Jesús sobre todo.

¿Creer o no creer?

Desde luego no es necesario, pues la Biblia, la Tradición de la Iglesia y el Magisterio lo dicen casi todo, sin embargo ese "casi" es muy importante, de lo contrario no tendría sentido ninguna aparición mariana, pues la Virgen, y por lo tanto Dios, estima oportuno decirnos algo necesario de algún modo. Si bien la Iglesia es acertadamente lenta y prudente en las aprobaciones, hay hoy en día muchísimas revelaciones privadas. En concreto se dirigen todas a la contemplación de la verdadera fe, radical, fervorosa, fiel al Papa y que centraliza a Cristo y a su Corazón de forma reparadora, pero sobre todo avisan de que ya está empezando ese famoso tiempo de tribulación del que habla el mismo catecismo (CIC 675)[1]

Es interesante entonces detenernos en mensajes como este de San Juan a Santa Gertrudis, pues precisamente nos recuerda que todas estos mensajes privados estaban destinados a ocurrir en estos tiempos.

Como dice el Señor, estemos atentos a los signos de los tiempos para estar vigilando correctamente (Lc 12,56). No vaya a ser que miremos por un lado y venga por otro, lo esperemos de un modo y en un momento, pero venga de otra forma y cuando no lo esperamos.

Esperémosle cada día, pero también en el tiempo adecuado y del modo adecuado a este tiempo, sin despreciar las ayudas propias de estos tiempos y el juicio para analizarlas según el Espíritu Santo.

Paz y bien.


Diego Cazzola





[1] La última prueba de la Iglesia

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, carta enc. Divini Redemptoris, condenando "los errores presentados bajo un falso sentido místico" "de esta especie de falseada redención de los más humildes"; GS20-21).

677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).

lunes, 28 de marzo de 2016

El cielo y la Eucaristía

Cuando decimos que Cristo "instituyó" la Eucaristía no decimos que la inventó, sino que "la trajo a la tierra". La palabra "instituir" viene del latín "instituere" y significa establecer, fundar, pero si atendemos a su componente léxico veremos que la palabra tiene un prefijo in- (hacia dentro) y "statuere" (estacionar, colocar). En un sentido más radical "instituir la Eucaristía" no ha implicado una invención original, tampoco una creación ex-novo, sino más bien un colocar "entre" nosotros y "en" nosotros un realidad que ya existía en la comunión trinitaria antes de todos los tiempos, esto es, el cielo eucarístico. Así que no es de extrañar que la Eucaristía sea tan central no sólo para Dios, sino para nosotros y los Ángeles, pues el cielo es eucarístico y el centro de la contemplación eterna paradisíaca será la Eucaristía. Y si Cristo es la Eucaristía, la resurrección y la vida de Cristo coinciden con la Eucaristía.

Que en este tiempo de Pascua pidamos la gracia de penetrar el misterio del cielo eucarístico y podamos pregustar ya aquí las delicias del Corazón tierno y misericordioso de Dios. Que seamos ese pan ácimo, sin levadura, que crece sólo por el amor de Cristo que actúa en nosotros y pueda desprenderse de todo lo mundano.

Dijo San Buenaventura:

"Hay en la Santa Misa tantos misterios como gotas de agua en el mar, como átomos de polvo en el aire y como ángeles en el cielo; no sé si jamás ha salido de la mano del Altísimo misterio más profundo."

No reduzcamos el misterio eucarístico a una creencia de presencia. Dejemos que nos transforme la vida poniéndola al centro y aprendamos a ponernos de rodillas delante de ella, adorarla con respeto y veneración, con humildad y conciencia de indignidad. De lo contrario nos perderemos el misterio de la Eucaristía pensando que es "sólo" Eucaristía y luego nos perderemos a nosotros mismos, pensando que podemos acercarnos a ella frente a frente, de igual a igual. Recordemos que estamos más cerca de la nada que de la profundidad de Dios y que es por Él que somos lo poco bueno que de vez en cuando somos.

Bendigamos al Señor. Aleluya. Paz y bien.

jueves, 24 de marzo de 2016

El Isis y los últimos tiempos según el padre Amoth

El Isis es Satán. Las cosas ocurren antes en las esferas espirituales, luego se concretan en esta tierra. Los reinos son sólo dos. El Espíritu Santo y el espíritu demoníaco. Tiene mucho que ver porque el mal disfrazado de muchas maneras, políticas, religiosas, culturales, tiene una única fuente inspiradora, el demonio. Como cristiano, lucho la bestia espiritualmente. También la política mundial que hoy parece desprovista de respuestas frente a la masacre de los cristianos tendrá que luchar contra el Isis y lo hará de un modo diferente. Si sigue como parece, preguntémonos qué ha hecho Occidente en el transcurso de los últimos decenios. Ha mandado Dios al demonio (expresión italiana parecida a “mandar a freír espárragos”). Fuera las bendiciones en los colegios, fuera las cruces, fuera todo, adelante a lo depravado. Satanás me contesta sólo cuando le interpelo. Repite que el mundo está en su poder, y aquí dice la verdad. Bíblicamente hablando, estamos en los últimos tiempos y la bestia trabaja frenéticamente. 

Fuente: Facebook del padre Gabriele Amoth (https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=813318635389606&id=350761581645316)


La sal como sacramental

Os traduzco esta publicación del padre Gabriele Amoth sobre la sal como sacramental porque merece la pena:

En la antigüedad la sal ha siempre revestido una importancia fundamental, tanto como para ser usada como pago de los soldados, o como noble mercancía de intercambio en los mercados. Aquello marcó la historia de los pueblos antiguos de la cuenca del Mediterráneo. Para los judíos la sal tenía un significado religioso del todo particular, tanto que la sal estaba presente en todos los sacrificios ofrecidos a Dios "Sobre cada ofrenda ofrecerás sal" (Lev 2,13). A la sal se le atribuían propiedades medicinales, quizás por usarse como conservante de carnes y pescados. Por eso se aplicaba como tonificante sobre el cuerpo de los recién nacidos (Ez 16,4), famosa es la frase de Jesús que él aplica a sus discípulos justo después del “discurso de la montaña: “vosotros sois la sal de la tierra” que pone en riguroso paralelo  con “vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 13-16). La fórmula sacramental de la bendición de la sal, encuentra su origen en el milagro de la purificación del agua, obrado por el profeta Eliseo (2 Re 2 19,22) que echa la sal en esa fuente malsana junto con una oración… “así dice el Señor: yo saneo estas aguas; ya no saldrá de aquí muerte ni esterilidad” (2 Re 2,21). También la sal es vehículo de sanación y de purificación para quien lo usa con fe. Tal bendición tiene que ser siempre efectuada por un sacerdote.

Fuente: Facebook del padre Gabriele Amoth (publicación: www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=966297190091749&id=350761581645316&fref=nf&pnref=story)



miércoles, 16 de marzo de 2016

Tiempos de conversión, no de diversion

Pocas personas, especialmente sacerdotes, tienen la fuerza y el espíritu de Dios como para hablar abiertamente de este tema. El padre G. Amoth es uno de ellos. Nos devuelve la mirada a la conversión urgente a través de la "penitencia y la oración" en su breve entrevista:

http://www.infovaticana.com/2016/01/04/polemica-advertencia-del-exorcista-italiano-gabriele-amorth-para-iniciar-el-2016/
Dios en el AT ha castigado siempre a su pueblo cuando se ha extraviado, siempre le ha reprendido cuando se ha alejado de él, porque siempre le ha querido y nunca faltará a su promesa de amarle y cuidarle.
Actualmente estamos en una situación muy parecida a las que en el AT les siguió un castigo. La Virgen de Fátima ya anunció grandes males de no escucharse su petición. Pues aquí los tenemos (ciego el que no los ve y necio el que los ignora sin preguntarse nada) y coincido con el padre Amoth que, en breve, veremos acontecimientos de gran escala espiritual y material. Quien no se lo crea, que no lo haga, pronto lo verá. Pero si no les da a tiempo luego para enmendar, hacer penitencia o saber la situación real, ...que no se lamente. Porque antes del diluvio, como dijo Jesús "la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos" (Lc17,24). Seguramente en ese momento habrían creído, pero era tarde para lo más importante. Este es un tiempo de misericordia, el mismo que se profetizo a Santa Faustina Kowalska cuando Jesús le dijo: "Antes de venir como juez justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia...". Y eso que a dicha santa se le pidió expresamente prepararnos para su segunda venida: "Prepararás al mundo para Mi última venida." (Diario 429).
Y también le dijo: "Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita." (Diario 1160)
Y tú qué prefieres ¿misericordia o justicia? ¿Prepararte o esperar?
 Vivir como lo hace el mundo en la diversión, la búsqueda de la salud y el bienestar, la tranquilidad económica basada en el ahorro, la centralidad del trabajo, la fiesta y el deporte con los amigos y colegas, etc. no es el mejor modo de prepararse. No es cuestión de si es bueno o malo a estas alturas, sino de si es el camino para estos tiempos o no. La televisión no es mala de por sí, sin embargo el mismo padre Pio anticipó la perversión del
hombre por su medio. Cuántas familias conozco que no pueden rezar el rosario todos los días porque no tienen tiempo, pero miran por lo menos una hora de televisión al día... son las contradicciones de los católicos de estos tiempos.

Tenemos que poner el corazón en Cristo (caridad y sacramentos) y de la mano de María (oración, ayunos y rosarios), buscar las cosas del cielo (especialmente la contemplación) y según las obras del Espíritu. Buscarnos menos a nosotros mismos a través de nuestras necesidades y acercarnos a Dios por medio de la urgente conversión del corazón (es decir, no tranquila y dilatada en el tiempo), que es entregárselo TODO y sin reservas.

Un saludo y ánimo en vuestro camino a Dios.

Paz y bien