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Blog de Diego Cazzola

Bienvenido a este rincón de ideas, donde comparto reflexiones breves, nacidas muchas veces del contacto diario con personas, situaciones y lecturas que interpelan. No busco impresionar, sino despertar. No pretendo entretener, sino provocar una mirada más profunda sobre la realidad.

Vivimos en una sociedad que ha expulsado a Dios de su centro. Primero del corazón, luego de la tradición. Ahora, desnortada, no sabe quién es ni hacia dónde va. Reescribe su identidad, reconfigura sus costumbres y, como es natural, sufre.

Dios es amor, y nos creó para amar. Pero sin Él, el amor se vuelve frágil, la vida se vacía, y el alma se marchita. No es retórica, es experiencia. La verdadera anemia social no es de hierro, sino de caridad. Sin amor, perdemos la fuerza, el juicio y el rumbo.

Como psicólogo, educador y católico, no puedo callar ante este drama. Me niego a acostumbrarme al sinsentido. Levanto la voz, con humildad pero con firmeza, para recordar que solo desde el uso sereno de la razón, la voluntad y el sentido común —iluminados por la fe— podemos volver a ponernos en pie como personas y como sociedad. No somos dioses. Pero sí somos hijos amados de un Dios que espera.

Este blog no es un púlpito, es una mesa. Aquí caben el diálogo, la pregunta, la búsqueda sincera. Te animo a leer, comentar, compartir. Cada texto quiere ser un punto de partida, no un punto final.

Gracias por tu visita. Y si algo de lo que encuentras aquí te ayuda a mirar hacia dentro o hacia lo alto, bendito sea Dios.

Un saludo,

Diego






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