viernes, 27 de noviembre de 2015

Sin miedo, mirando al cielo, pero ¡despierta!

Breve reflexión personal sobre la palabra de Dios de hoy, Jueves de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario (26/11/15).

Más claro no puede decirse: ¿tenemos a Jerusalen (la ciudad del pueblo de Dios, la Iglesia) asediada? ¿Son días de escarmiento creciente para un pueblo cristiano que ha perdido el rumbo hacia Dios y tiene que aprender? ¿Miente la palabra de Dios cuando habla de que "será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo"? ¿Estamos pisoteados por los paganos? ¿Caen cristianos "al filo de la espada" y son "llevados cautivos" (rehenes)?¿Se habla o no se habla de que habrá "señales en el sol, en la luna y en las estrellas" o de "angustia ante el rugido del mar" y de "la violencia de las olas"? ¿o de que los "los astros se conmoverán"?

El evangelio de hoy (26/11/15) según San Lucas 21,20-28.

Jesús dijo a sus discípulos: 
"Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse. ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.
Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".

Nota aclaratoria:

Pues "tengamos ánimo y levantemos la cabeza, porque "está por llegarnos la liberación" a pesar de esta Gran Tribulación que estamos viviendo y que aún tenemos que padecer mucho.

Algunos se preguntan porqué insisto sobre esto. Pues lo hago porque veo que pocos se toman en serio la cercanía de los acontecimientos profetizados (y que están bien recogidos en el Catecismo: CIC n. 668 a 679). No es importante saberlo por el miedo, sino para estar más preparados que nunca, apremiando el cambio de vida que se suele dejar para mañana y, sobre todo, reparar el daño que se está haciendo, pues se están separando buenos y malos, cabras y ovejas, el trigo y la cizaña. Ya acontece, ¡despierta! Unos roban al Señor de los sagrarios, otros salen de casa y van a adorarle... se está cumpliendo. Dios permite el mal para sacar bien, pero en estos tiempos vemos cómo se amplifica esta separación. Estamos cada vez forzados a elegir más contundentemente el mundo o Dios. A los tibios e incrédulos ya sabéis qué les toca...

Quien sienta miedo ante estas palabras ¡que despierte!, pues el miedo no es de Dios, pero Dios lo permite para que miremos rápidamente al cielo, que es donde tenemos que tener la mirada puesta. Quien no lo haga evitará hablar de tribulación o la transformará en algo simbólico y diluido en el tiempo, pero por miedo, por incrédulo, por duro de corazón. Porque en el '36, descubrí hace poco, ¡¡se daban ejercicios espirituales para prepararse al martirio!! Así que sigamos haciéndolo todo con amor, con alegría, con esperanza y paz, viviendo ya como resucitados, pero no por miedo ha interpretar las escrituras difíciles. No vaya a ser que luego íbamos a misa dejando a Dios en el cielo, pues si lo tenemos dentro de nosotros nada tendremos que temer. Así que, de la mano de María y corriendo en brazos de Jesús, vayamos al encuentro de nuestra plenitud y vivamos sin miedo, pero con realidad, estos últimos tiempos en los que se derramarán gracias como nunca se han derramado en la Iglesia y en los que el papel de María Reina de la Paz, Guardiana de la Fe, mediadora de todas las gracias, será central.


Un abrazo en Cristo resucitado.

Diego Cazzola


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Nota aclaratoria:

Cuando se habla del fin de los tiempos la gente se suele quedar turbada, si no es que evita el tema al estilo del avestruz. Aquí trato brevemente, y modo de reflexión, de explicar cómo van juntos. Varios me niegan el miedo y no es propio de la naturaleza humana no tenerlo, sino vencerlo. Es un detalle, pero importante, pues muchos detrás de la ausencia de preocupación o la evitación de estos temas, sólo esconden simple miedo o tibieza (sino falta de fe). El cristiano nunca se conforma con lo que vive de Dios, siempre quiere más, sino, lo que tiene, no es a Dios sino una idea de él. La gente ha muerto por ideas e ideales, pues esos también mueven. Pero cuando el que mueve es Dios, hay algo nuevo en cada día...
Aún así, no todos están llamados a "descubrir" la verdad de estos acontecimientos. Quien no los entienda pida el espíritu Santo, quien los entienda, pero se sienta turbado, rece más al Espíritu Santo, quien descubra la alegría y la paz, de gracias al Espíritu Santo. Pues toda verdad y alegría verdadera viene siempre del Espíritu Santo.


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