sábado, 14 de noviembre de 2015

Revelaciones o no revelaciones: ¿ésta es la cuestión?

Hoy se cumplen 50 años de la última aparición de Garabandal y no puedo no publicar una reflexión sobre las apariciones, especialmente ésta a la que tengo especial cariño.

Es cierto que no es obligatorio creer en las apariciones marianas, tanto menos en todas o en ésta en concreto que no ha recibido siquiera aprobación. Sin embargo, invito hoy a cada uno a hacer esta reflexión personal:

- Si las apariciones añaden novedad son falsas porque la Iglesia pone como requisito de autenticidad que no añadan nada a la revelación.

- Si las apariciones no añaden nada entonces no sirven para nada y se puede prescindir de ellas.

- Si no añaden nada, pero enfocan lo mismo añadiendo sólo exigencia, entonces nos decimos que no son obligatorias y que son sólo una ayuda para quienes se sientan llamados.

- Si, como es el caso de Garabandal, se tocan temas como la necesaria y urgente conversión, oración, sacrificio, ayuno, adoración, caridad, etc. porque la injusticia de este mundo ya no sanará por la iniciativa humana política, económica o voluntaria, entonces nos olvidamos que Dios creó al mundo para mayor gloria suya, no para que crezca el mal cada día y con ello la premura de mejorar. Así que surge la necesidad de purificación, algo que en términos marianos y escatológicos toma el nombre de "castigo". Pero, ¿quién quiere oír que Dios pueda avisar de que este mundo acédico e inmoral vaya a tener fín (o peor aún, que sea en muy pocos años)? Respuesta frecuente: "es que esto de las apariciones no va conmigo, yo soy más de santidad en la lucha diaria y de misericordia". Ya, y los que recogen la invitación al ayuno de dos días por semana, rezan el rosario juntos en familia y otros individualmente, los que no critican y se muerden la lengua, hacen adoraciones semanales y a veces nocturnas, los que adaptan su vida (que no es fácil) para que antes de la fama, el reconocimiento y el dinero para nuestras "comodidades" (llamadas necesidades) ponen a los hijos para vivan en Dios tomándose su educación diariamente como el cauce de su santidad (la de los padres), los que llevan una gran sonrisa silenciosa en la cara por amor a Nuestra Madre, etc. ¿Estos no lo dan todo también a diario? Una cosa no quita la otra. Todos los caminos llevan a Roma (que en realidad es mentira), pero ¡¡no todos son rectos!! (por no hablar de que los caminos de Dios NUNCA son de costumbres, siempre las elevan y las trascienden).

Pues, a quienes sean tan escépticos con los mensajes privados les digo: atención con despreciar el susurro de las ayudas de Dios, porque seremos responsables de cada arma depositada, sufriremos cada ayuda rechazada, nos arrepentiremos de cada propuesta de exigencia mal oída, o de cada escudo arrojado por exceso de confianza. Por eso sólo los sencillos verán a Dios.

PD. Con esto no quiero decir (lo digo para los extremistas quisquillosos) que sólo haya que basarse en las revelaciones privadas o en la marianología o en la escatología, etc. Pero, si se vive la palabra de Dios y los sacramentos llevando al extremos su exigencia ascética, antes o después, comprobaremos la necesidad de apoyarnos y recibir ayuda. Esta es la intención de María en sus apariciones.

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Recomiendo mucho este libro:

"Garabandal, mensaje de esperanza",
del Padre José Luis Saavedra (Siervo del Hogar)

Es fruto de una tesis doctoral que no busca promover mensajes ni devociones, sino que recoge la historia esencial de Garabandal para comprender su significado, dificultades y el mensajes central que propone en clave de esperanza. Un objetivo muy logrado, personalmente.
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Paz y Bien.

Diego Cazzola

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