jueves, 18 de marzo de 2021

Atento al dato

La vacuna desarrollada por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford, la rusa Sputnik V y la china de CanSino Biologics se fabrican con la línea celular HEK-293, que procede del riñón de una niña abortada en 1973, mientras que la vacuna de Janssen se fabrica con la PER.C6, que proviene de la retina de un feto de 18 semanas abortado en Francia en 1985; ambas se crearon en Holanda (no es de extrañar).

Y hay más líneas celulares. La línea más famosa es la WI-38, que procede de una niña abortada en Suecia en 1962. El tejido se extrajo sin conocimiento de su madre y fue llevado a Estados Unidos, donde el aborto aún no era legal: “WI” significa “Wistar Institute” y “38” es el número del feto utilizado. La línea MRC-5 se obtuvo del pulmón de un niño de 14 semanas abortado en 1966 en Reino Unido.

Lo que muchos no sabrán es que con estas líneas celulares se han fabricado vacunas contra numerosas enfermedades, como la rubeola, el sarampión, la poliomielitis, la viruela o la rabia.

TODAS estas vacunas no contienen propiamente células embrionarias de fetos muertos, pero sí derivan de ellas y, obviamente, puede contener cierta traza génica.

La santa Sede se ha pronunciado en varias ocasiones tranquilizando a los fieles en que se pueden usar siempre que no haya una alternativa mejor (y quien obedece en principio no peca). La última nota es de diciembre de 2020 donde dice que:
"pueden utilizarse todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y eficaces con conciencia cierta que el recurso a tales vacunas no significa una cooperación formal con el aborto del que se obtuvieron las células con las que las vacunas han sido producidas".
Ahora bien hay que decidir qué significa que son seguras (ya que depende en parte de la gravedad que se pretende controlar y de otros criterios decididos por alguien), evaluar si son validas (algo que implica hacer pruebas, tiempo, observación y transparencia de datos) y, sobre todo, LIBERTAD de aplicación.

Por supuesto que todo esto implica la necesidad de debate. Pero si tildamos de enfermos, raros, extremistas o conspiranóicos a todos los que opinan sobre datos, como hago yo, sólo estaremos favoreciendo el borreguismo, que consiste en "dejarse someter fácilmente a la voluntad de otra persona sin rebelarse, ni protestar" (cfr RAE).

Porque los datos están allí. Por cierto, la misma Agencia de Medicamentos Europeo (AME) reconoce en el prospecto de la AstraZeneca que contiene "líneas celulares procedentes de células embrionarias de riñón humano (HEK) 293 modificadas genéticamente y por tecnología de ADN recombinante." (https://cima.aemps.es/cima/dochtml/p/1211529001/P_1211529001.html#6-contenido-del-envase-e-informaci-n-adicional)

Ahora bien, que cada cual decida, pero con libertad y respetado por ello, tanto a quien desea vacunarse como al que no quiere, si considera que es un bien para él y su familia o no, si es moralmente adecuado y proporcionado o no. Pero que respete a quien piensa de forma diferente, que no imponga su criterio a los demás juzgándole a la ligera de imprudencia o necedad por pensar diferente.

Como decía Cicerón: "La discusión fortalece la agudeza".

Fuente principal MUY interesante aunque no comparto muchas conclusiones (archivo descargable): http://www.ia.uned.es/~fjdiez/misc/etica-de-las-vacunas-COVID.docx

Otras fuentes de datos citados (del anterior doc):

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