El siguiente artículo[1]
aunque se escriba desde un enfoque puramente cognitivo-conductual (la lacra de
la psicología católica hoy en día) es interesante, pero la reflexión y los
matices que os propongo a partir de éste creo que pueden iluminar algo que sigue
oscurecido.
Me gustaría empezar por matizar
que el concepto que utiliza de sexualidad no es el concepto integral católico.
La sexualidad correctamente entendida, es el modo de manifestarse como varón o
mujer y que envuelve a toda la persona, no sólo la dimensión erótico-afectiva
(y menos aún en su reducida dimensión corporal). La sexualidad, así entendida, no
es una mera “parte” de nuestra vida ya que en
la persona humana, al ser corporal, todo se expresa de forma sexualizada.
La sexualidad interviene siempre: cuando pensamos, abrazamos, damos un apretón
de manos, cuando observamos a alguien, nos vestimos, escuchamos a un amigo,
etc. Todo lo hacemos como varón o como mujer (aunque ahora esté de moda
abandonar la línea divisoria y remezclarlo todo).
Evidentemente el problema no es
de Elena, que ha escrito unas magníficas reflexiones sobre las influencias de
la alteración psíquica ordinaria (ansiedad y estrés) en la relación sexual,
sino en que no existe aún vocabulario
que distinga todos estos conceptos adecuadamente.
En este sentido Elena no está
hablando de la sexualidad, sino de la influencia de la ansiedad y el estrés en
el acto sexual más íntimo (que deberíamos poder llamar conyugal). Por eso se
centra en las alteraciones del deseo sexual, la excitación y el orgasmo. Pero hay que entender que correctamente la
sexualidad es la dimensión más propia del ser humano, no sólo una conducta
limitada a la relación intima del placer.
Finalmente me gustaría aportar
una idea.
Muchos de los problemas sexuales de hoy en día se deben a que el acto
sexual está cada vez más desvinculado del amor a la persona con el que se
comparte y a una expresión de donación total mutua de los implicados. Al no
ser la donación esponsal y personal el centro, la atención se enfoca más en el
éxito de la conducta: conseguir más placer, ejecutar bien el acto sexual, la
satisfacción sensible del momento, dar la talla, etc. Esto incrementa los problemas
porque si importara más el amor, no adquiriría tanta relevancia el placer
físico o el dar la talla. En las relaciones sexuales matrimoniales a veces se
llega a un orgasmo mejor, otra no tanto; a veces se llega juntos, muchas otras veces
no; a veces hay mayor frecuencia en el acto sexual, otras menos, pero siempre
hay la tranquilidad de saberse amado por el otro por quienes somos, no por el
desempeño sexual en la cama. Por eso, un matrimonio bien vivido facilita el
descanso sexual que elimina la vergüenza, el miedo, los complejos y mucho más.
El único fallo por lo tanto que
le encuentro al enfoque del artículo, es en el consejo final.
Si se sufre de problemas
sexuales, lo primero que hay que ver es si se están viviendo de forma ordenada.
Es preciso revisar con sinceridad si el corazón está puesto en el acto sexual o
en la persona, si la donación es plena (posible sólo en un acto matrimonial basado
en una amor fiel, total, voluntario, fecundo, sincero y libre) o si se ha
transformado (como ocurre a menudo hoy en día) en un instrumento de placer
mutuo o individual (ambos están mal).
Y la guinda del pastel es
recordar lo siguiente: todo acto sexual
recuerda un deseo de ser amado y aceptado incondicionalmente. Al ser
corporales y al ser lo sensitivo tan presente, la excitación sexual llama mucho
la atención, pero centrarse en ella sin darse cuenta del alcance de su origen y
de su fin (que es trascendental), sólo acrecienta ese deseo generándose en
nuestro interior un vacío cada vez mayor que deteriora todo nuestro estado
psicológico, espiritual y, por lo tanto, social.
Así que si tienes problemas con tu mujer, habla con ella, no con un profesional,
trata de amarla de verdad, estar en paz con Dios y la ley moral y verás como
todo empezará a enderezarse y puede que encuentres no sólo el placer, sino la
paz interior.
Paz y bien.
[1] Del blog de La Consulta Doctor Carlos Chiclana escrito
por #DraElenaSerrano.
"Ansiedad y sexualidad" http://abcblogs.abc.es/sexo-salud/2017/08/31/ansiedad-y-sexualidad-conversan/#.WafTeoS2GuI.facebook
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